Autores: Manoel Santos y Onofre Sabaté
No eran pocos los peregrinos que continuaban el viaje desde Compostela por el Camino de Fisterra para llegar a las mágicas tierras de la Costa da Morte, al fin del mundo, al Finis Terrae donde los romanos adoraron al sol. Aquí acababa el mundo en el medievo y quizás también lo haga hoy en día. Tanto la ruta del litoral como la del interior se realizaban desde o hacia Santiago, pues eran muchos los peregrinos que arribaban a los pequeños puertos de la Costa da Morte.
11,5 x 22,5. 84 pág.
I.S.B.N.: 84-8289-278-9